<$BlogRSDURL$>

sábado, marzo 20

futile wish 

Sólo quiero ser amada como amo yo.

viernes, marzo 12


jueves, marzo 11

Torre 

Estar subida en la torre de la desesperación es tarea fácil, pero bajar a comprar el pan a las dos de la madrugada nunca resultó agradable.

Y tras el circuito cerrado se encuentra el punto de mira de un anciano que solo pasaba por alli por casualidad.

Un perro ladra a un guardia mientras un niño en patinete se cae al suelo fingiendo su propia desdicha acariciando asi lo más vulnerable de la luz del día.

aún sin sentido tiro el envoltorio al suelo de mi caramelo de fresa y acaricio mi pelo enredando los dedos para no notarme tan fria, para no sentirme tan sola, para poder sonreirle al pobre pájaro que yace en mitad de la carrera.

La cicatriz me pica y lo único que puedo hacer es pasarme la mano con sumo cuidado para no arrancarme la postilla.

Y es que en estos días es muy complicado masturbarse aún viviendo solo.



Vernis

miércoles, marzo 10

manos 

El autobús era de esos largos, como gusanos que nos engullen y se retuercen en su centro al llegar a las esquinas. Desde la entrada y de un modo inconsciente mi vista recorrió los asientos, los vacíos y los ocupados, sin poder evitar entretenerse en algunos de sus ocupantes.

Casi al final un chico muy alto estaba sentado y me atrajo a sí con algún atractivo que la conciencia es incapaz de descifrar. A su lado una chica. Sus asientos eran de esos que se enfrentan a otro que viaja de espaldas, que me estaba aguardando. Esa disposición es premeditadamente grosera, como pensada para que los desconocidos se mezclen en las vidas de otros, obligándonos a recorrernos con nuestras miradas indiscretas, a escucharnos aunque sean susurros lo que emitamos.

La chica era mucho mas baja, la diferencia con su pareja se podía apreciar incluso sentados. Tenía treinta y tantos, treinta y bastantes. Sin embargo su cara, sin ningún atisbo de maquillaje, sus vaqueros y su chaqueta de pana gris, su pelo despeinado, hablaban de alguien joven. El chico también de su edad, quizá algo más joven, aunque en su pelo cortisimo brillaban salpicadas puntas blancas; vaqueros y jersey de lana negra muy gruesa.

Risas, cuchicheos y muchas miradas…,no, solo miradas. Estoy seguro que no se dieron cuenta de que yo existía, ni mucho menos de mis esfuerzos por mirar por la ventanilla y no romper con mi presencia el perfume que les aislaba del mundo. A cada tanto un beso o varios. Solo de cerca uno se daba cuenta de que no eran dos quinceañeros por lo infantil de sus caricias.

Casi rozando mis rodillas estaban sus manos que hacía siglos que se habían encontrado, dibujando continuas esculturas. Él, como sin darse cuenta, como si de un gesto sin importancia se tratara, repetía con la yema de su pulgar un laberinto infinito sobre los nudillos de ella.

¡Qué abismo entre mis dedos! Que anchos los vacíos de mis manos! ¡Y cuanto desee tener unas manos que besar! ¡Cuantos nudos por enredar con otros dedos.

Anoche, cuando llegué a casa lloré.

© ojosclaros

viernes, marzo 5

Mil dolores pequeños... 

"Todos lo son, pero el más incomprensible e impenetrable de los dolores es el de las muelas de los demás."

Acabo de leer en el Tejado de vidrio de Andrés Trapiello.




Te lo de dico a tí: B.


©guasabi

jueves, marzo 4

"A veces el corazón o quizá la mente se agota. Voy a tumbarme sobre un sofá blanco, voy a cerrar los ojos, descansaré y esperaré a que la niebla me impida ver.
Luego voy a salir a la calle, voy a dejar que el frío me hiele la cara, voy a mirar a la gente, a sus ojos, a sus manos, escucharé sus conversaciones y añoraré una mano de la que sentir su calor, el sudor que entre sus dedos se mezcla con el mio. Voy a sentir su fuerza o su levedad. La voy a mirar...y tal vez...la rozaré con mis labios.
Los sentimientos, ¿pueden ser virtuales?"
©ojosclaros

lunes, marzo 1

Ayer diluviaba, debía de ser lo más ridículo que andaba por la calle Atocha, bajo mi paraguas no solo yo, una enorme bolsa de Ikea llena de papeles, cartones y plantillas.

Llego al estudio con los pantalones de rodillas para abajo empapados, cruzo el patio a oscuras y lleno de plantas. Cuando entro siempre necesito un momento para ubicarme, como cuando cambias de ciudad, aunque desde mi casa solo me separan unos minutos, sin embargo es otro mundo. Busco la camisa vieja que me protege de las manchas y me la pongo. Empiezo a extender papeles por doquier. El olor a tintas y pintura me acoge y me facilita la inmersión. Busco los tubos y los tarros que utilizaré. Naranjas y marrones. Extiendo los pegotes con una espátula y los mezclo irregularmente sobre un cristal. Añado aceite.

Sobre el tórculo preparo el primer cartón grueso, lleno de grumos y restos de otros papeles con vidas anteriores. Elijo las plantillas geométricas que bailotean sobre el papel hasta encontrar trabajosamente su lugar. Luego trabajo con el rodillo que va revistiendo con color una a una las piezas elegidas que habían abandonado momentáneamente el papel. Protejo todo con papel de seda. Ajusto la presión. Extiendo un grueso fieltro. Y comienzo a girar la manivela, deslizando el pesado rodillo de hierro, como cuando se quiere sacar agua de un pozo milagroso.

Por fin levanto el fieltro, levanto la protección, quito una a una las piezas geométricas que han derrochado su tinta sobre el papel y un ligero brillo de satisfacción aparece en mis ojos. Dejo el papel sobre una mesa limpia, me alejo un poco para poder contemplar mejor mi obra.

Busco más papel y comienzo de nuevo…igual que la lluvia fuera, el tiempo cae sin darme cuenta.

©ojosclaros

Sentimientos gallegos 

Uno no sabe nunca que hacer.

Si ir o volver.
Decir hola o adiós.

Y cuando se decide, tampoco está claro la opción que ha tomado.
Da igual, de todas formas, haga lo que haga se habrá equivocado.

Uno es un poco gallego en sus sentimientos.


Lo dijo Alfred

This page is powered by Blogger. Isn't yours?


FLORILEGIOS DIARIOS...

archivo

Weblog Commenting by HaloScan.com