©by guasabi

Solo me pasé a ver como era vuestra salita de estar.

No me lo puedo DE creer. Creí que había perdido su teléfono. Pero mi señora madre me enseñó (entre tanta cosa mala, hay que ver cómo es una) a ser previsora y... Voilà. Antes de irme le dí su teléfono a mi hermana vía mail. Y hoy, aburrida, releyendo emilios... Ahí estaba. Ahí estaba. Quizá no le llame nunca. Tal vez no lo haga. Pero al menos sé que no hemos perdido el contacto... Vocal.
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Estoy muy feliz. Creo que se me nota, ¿no?

Y algunos van disfrazados todo el año, creyendo que cuela...

Es increible... La primera vez que posteo en el dichoso Blogger y encima es colándome en una historia comunal del "tio guasabi".
Hablan del reto de la página en blanco... ¡Cómo si fuera más facil en una pantalla! A veces pienso si esto de los "Weblogs" no tendrá un lado oscuro y con el sucedaneo de escribir todos los días y saber que un puñado de personas lo lee, no se estará perdiendo algún-alguna buen-buena escritor-escritora. "Al menos aquí me leen", pensarán algunos. "Al menos aquí me escuchan", pensarán los más. No pensemos en lados oscuros que emergen desde la soledad que se han visto en algunas personas. ¡Dejemos que la red de pensamientos escritos siga su curso!
¿Verdad...?

Que fácil es desconectar, conectando aquí...

En serio.
Es un pesado que vende rosas a precio de oro.
Es un atrevido que osa hacer creer a los enamorados que son únicos y especiales.
Es un hipócrita que obliga a manifestar lo que no entiende de obligaciones.
Es un falso que hace playback en vez de cantar.
Es un santo.
O sea, está muerto.
O sea R.I.P.
Y que me deje en paz a mí también.

A goog glass in the bishop´s hostel in the devil´s seat-forty-one degrees an thirteen minutes-northeast and by north-main branch seventh limb east side-shoot from the left eye of the death´s head-a bee line from the tree throught the short fifty feet out...

Dante dice que el paraíso de Adán y Eva duró tan sólo seis horas.

Proust dice que el único verdadero paraíso es el que se ha perdido.

maRia dice que el afecto entre seres humanos,es lo más cercano que podemos llegar al paraíso.

A veces pienso que soy una estatua. Y llegan las masas ávidas de sangre. Y ávidas de destrucción.
Entonces me enlazan y caigo. Y me desintegro.

khandika
Ideas Heréticas

A veces no esperas más, te encuentras con la mirada perdida en el infinito, y de repente alguien pone en tus manos un regalo, suavemente, sabiendo que las tienes colocadas, esperando, esperando ese algo que las acaricie diciéndoles que hay alguien que te aprecia...

Parece que ese día ha llegado, y aquí te devuelvo tu regalo, como tú lo comparto con los demás. es nuestro regalo, y es nuestro deseo que esta flor no sea de un día.

Querido diario: no sé si serás diario, pero sí querido.

hans

Siempre me han gustado los amaneceres en cama ajena; me levanto, observo por la ventana la urbe que se despereza de una noche húmeda. Miro hacia atrás, en la cama hay un cuerpo que crepita bajo las sábanas, es el momento de apurar la botella ensimismada en su sueño de moqueta, templar mis pulmones con un cigarro, abrir la puerta y...

anonimuss

Sentí , por una vez, que esto era un medio frio e impersonal. Mediante unos y ceros iba conociendo a gente.
Ahora lo tengo claro después de lloriquear. No lloré por el ordenador , sino por las personas que están detrás de él.

Esto es el post del Antes y Despues.

He abierto los ojos.

Sergio Monal

Momento de tomar el aperitivo, me sentaré en el rincón de este bar...

Anonimuss

Pobre de mí, con esta mente ¿ dónde voy a ir?

Soy rica, pero no dispongo de riqueza material con la que obsequiarte.No puedo ofrecerte más que mi amistad.
For what it's worth.

Meditar es romper por completo con el modo como operamos “normalmente”, puesto que es un estado libre de toda preocupación y cuidado, donde no hay competición, donde no hay deseo de poseer o de aferrarse a nada, no hay lucha intensa y ansiosa, y donde no hay sed de logro: un estado carente de toda ambición, en el que no hay aceptación ni rechazo, ni expectativas ni miedo, un estado en el que, poco a poco, comenzamos a soltar todas aquellas emociones y conceptos que nos tienen prisioneros, para entrar en el espacio de la simplicidad natural

Sogyal Rimpoché; Libro tibetano de la vida y de la muerte

OOOOOOOOOOOOMMMMMMMM

anonimuss.....

Ayer viví una escena digna de culebrón de verdad .Cuando salía del metro a eso de las siete de la tarde, deseando de llegar a mi casa que ya iba siendo hora, nada más pasar el torniquete de salida me agarra por el brazo una señora, maleta en ristre y me pregunta que si he sido yo el que la he robado, no sé que cara debí de poner porque antes de emitir ningún sonido por mi boca me soltó y agarró a otro que pasa por mi lado con idéntica acusación. Yo que lo de la indignación últimamente la llevo a flor de piel y además de ser mu justo, mu justo he debido resolver en algún momento de mi vida que ahora no recuerdo arreglar el mundo yo solito, enseguida me solidaricé con la forastera que había decidido no soltar de la chaqueta al supuesto ladrón, que a la sazón era bajito, regordete, desdentado y con rasgos andinos. Como yo soy muy rápido de reflejos y enseguida pensé que a esa situación había que buscarle una solución; mientras los curiosos empezaban a escudriñarnos a los tres protagonistas de la escena, manteniendo, esos si, las distancias más que prudenciales, empecé a golpear como un poseso el cristal de la taquilla y a gritar: ¡seguridad! ¡seguridad!. Yo creo que eso no le gustó al taquillero, que estaba leyendo el periódico sin inmutarse y pretendía seguir haciéndolo, levantó la vista del mismo, me miró con cara inquisitorial y me hizo un ademán, como diciendo ¿pero qué pasa? ¿pero que pasa? ¿pero qué lío es este? (igualito, igualito que la Sara cuando se casó) ademán absurdo por otro lado, porque bastaba mirar a través del cristal que nos separaba para darse cuenta el lío que se estaba formando en un momento.

Yo ya había retrocedido los dos pasos que me separaban de la taquilla para acompañar, al menos con mi cercanía a la captora y al captado. Sin tener muy clara mi aptitud, si debía de ser de superman y liarme a puñetazos con el presunto, calmar a la señora o pasar el cestillo para sacar unos euros entre el publico que cada vez más gustoso nos miraba.

Viendo que allí nadie se movía, incluido el taquillero, de nuevo me abalanzo contra el cristal, del que doy fe que es blindado porque mis nudillos se deshacían contra el cristal que apenas sonaba. Por fin por la megafonía se oye la voz fastidiada del taquillero requiriendo la presencia de la autoridad.

Pasan diez minutos, yo al lado de la señora, la señora sin dejar de sujetar ella sola al sudamericano bajito que no paraba de decir que se había confundido.

Por fin llegan tres guardas de seguridad. Revuelo general. Yo les recibo con cartas destempladas, como un energúmeno gritándoles y pidiendo explicaciones por su tardanza…¡que son diez minutos esperando! ¡que si llega a ser un navajazo o un asesinato…!¡que que vergüenza!, con lo que consigo inmediatamente la animadversión del cuerpo de vigilancia, sumada a la cara de pocos amigos con la que me miraba el taquillero.

La víctima, con las cosas cada vez menos claras, a las preguntas de los guardas, le dice que no sabía si quien le había robado era el que mantenía, aún sujeto por la solapa de la cazadora, o yo como pensó en primer momento, a lo que yo en pleno proceso ascendente de nerviosismo le grito y le digo que encima que la estoy ayudando, que he sido yo quien ha hecho que vinieran las fuerzas del orden público me acusa…Total que los guardas me piden mis datos y mi DNI, yo que soy mu, pero mu digno les digo que no se los doy, que se los daría a la policía, pero que a ellos no tengo porqué. Yo no sé porque me dió por salir con esas, el caso es que me dió. Con lo que ya me gané definitivamente el cariño de los guardias jurados que estaban por no darme un disgusto y enseguida me dijeron que no me preocupase que enseguida vendría la poli y que me las entendería con ellos.

Total que tocaba esperar a que llegara la policía, los protas de las miradas ya éramos más, los tres guardas jurados y nosotros tres, además a mi ya no me dejaban marchar y como cuando yo me pongo diligente, me pongo diligente, diligente, pero diligente y la policía no llegaba, decidí que iba a rellenar esa incomoda espera poniendo una denuncia contra la seguridad del metropolitano madrileño, así que le pedí a mi amigo el taquillero que me facilitara una hoja de reclamaciones, fue entonces cuando casi se le salen los ojos de sus órbitas con la mirada de incredulidad que me dedicó. Me pide para hacer la denuncia mi DNI y mi billete a lo que de nuevo me niego, pero enseguida comprendí que asín no iba a llegar a ningún lado y desistí de darle mis datos a gritos a través del cristal de la taquilla y se lo dejo. Cuando le entrego por escrito mi perorata justiciera, por fin se digna a salir de su cubiculo, cosa que no había hecho cuando se le necesitaba y todavía no habían llegado los guardas, abre la puerta de la taquilla y sale pegandome gritos y tratando de justificar sus tardanza en llamar a los de seguridad.

Que nadie me pregunte porque se me encadenan una detrás de otra estas ideas de arreglar el mundo, porque no estoy en condiciones de responder. Se me encadenan, simplemente. Visto que la ineptitud de los guardas iba a quedar por escrito, se me acerca el jefe de seguridad de la estación. Pidiéndome que en vez de escribir la denuncia se lo contara a él. Como lo hice pero en orden inverso, primero hice la denuncia y luego hable con él, no lo dejé muy satisfecho.

De repente me encontré esperando a que llegara la policía con toda la seguridad en contra mía, con la señora atracada en contra mía, con el taquillero en contra mía y con el presunto también en contra mía. Y todo por pasar por allí.

Por fin llegan tropecientos policías, después de cuarenta minutos. A esas alturas yo me había calmado ya un poco, porque además la señora decía que nos registraran, y yo ya me veía en la comisaría, fichándome y cacheándome y empecé a flojear…

Tengo que reconocer que como llegó un ejercito entero de policías no tuvimos problemas para elegir cada uno el que mejor nos caía para hablar con él. Yo me elegí a uno rubito con cara de buena persona que comprendió enseguida que yo era solo una víctima de la situación, el más víctima de todos. Se llevaron a acusado al servicio del metro para registrarlo, una vez hecho lo cual me preguntaron si yo tenía algún inconveniente en pasar por el mismo proceso, a lo que yo replique que lo prefería para que así se aclararan las cosas. También me llevaron al servicio, al otro pobre se ve que le hicieron desnudarse porque se estaba vistiendo cuando yo pasé, a mi ni siquiera me cachearon ni nada, ¡para una vez que me iba a meter mano alguien!, miraron solo en mi maletín. Ni me cogieron los datos siquiera, ¡yo que quería darle mi teléfono al rubito!

Salí muy digno y aunque ya podía irme, me acerqué para despedirme de todos, porque yo ante todo tengo clase, de la señora, de los guardas, del taquillero…

En fin toda la tarde perdida.

Ojos claros

Guasabi, eres la leshe... :p

(Lo ha dicho: Is-Land) :)

Hoy parto de viaje, inicio un nuevo camino, abro estas puertas para que seáis conmigo.
guasabi